domingo, 30 de junio de 2013

Despiste permanente



Vivir en las nebulosas puede ser fuente de coloridas anécdotas y de garrafales descuidos. Una psiquiatra y una psicóloga explican los orígenes de estos deslices de atención y sugieren cómo agudizar la concentración

  

A algunos no les dura una cédula ni seis meses; otros dejan la llave pegada del lado fuera u olvidaron el cumpleaños de su pareja. Andar siempre caído de la mata es para algunos un estilo de vida.
"Puede ser una racha temporal, un rasgo de personalidad o un asunto patológico", explica la psicóloga Enza Mastropietro, experta en memoria y trastornos cognitivos. "El exceso de tareas en un mundo tan demandante suele ser un factor muy importante en ese sentido, porque uno tiene capacidades limitadas sobre la cantidad de cosas que puede manejar con eficiencia. Al que asa dos o más conejos, siempre uno se le quema".
Para la especialista, es cierto que no todas las personas tienen iguales capacidades de memoria, atención y concentración. "Hay gente que de verdad es muy acuciosa y otra que realmente es muy distraída. Esto último puede ser una mezcla de su personalidad junto con una memoria poco desarrollada y factores situacionales de mucho estrés, por ejemplo. Una depresión puede ser otro factor de dispersión, lo mismo que la ansiedad y hasta cierto punto la edad, a medida que envejecemos", dice Mastropietro.


"Una persona que sea distraída puede organizarse y hacer listas de las cosas que debe hacer para no olvidarlas, pero no debe castigarse o culpabilizarse si de todos modos se le pasó alguna". María Isabel Lizarralde, psiquiatra y psicoterapeuta.

 

Para la psiquiatra María Isabel Lizarralde, la dislexia, el déficit de atención o ciertos problemas neurológicos pueden ser otros motivos de despiste en casos más complejos. Andar siempre en la luna también suele ser consecuencia de trastornos de sueño. "Un insomne, por ejemplo, funciona con un cerebro que no está descansado. Por otro lado, también es cierto que a veces una persona puede olvidar situaciones que le desagradan como mecanismo de defensa para evadirlas, y en ocasiones unos factores se mezclan con otros. Es como ese trabajo de física de 20 páginas del que te acordaste un domingo en la noche. caíste en pánico, te fajaste a hacerlo hasta las tres de la mañana y al final llegaste al colegio sin él porque se te quedó en la casa", ilustra Lizarralde. 

Según las expertas, incluso el exceso de atención puede sabotear un tarea. "Es irónico, pero la ansiedad de concentrarse tanto en una sola cosa puede reducir la eficiencia la hacerla. Es como esa gente que se cuida tanto de llenar bien el último cheque que le queda, que al final de todas maneras se equivoca", apunta Mastropietro.

"A veces la gente deja cosas en lugares tan obvios que luego no las ve aunque las tenga enfrente, pero lo de guardar algo muy importante en un lugar insólito y especialísimo para que no se traspapele suele ser la manera más fácil de perderlo. Cuando uno saca algo del contexto en el que debería estar, cuesta mucho más acordarse después de donde está. A veces lo que se asume como despiste no es tanto un problema de memoria ni de atención, sino de desorden. Ser metódico ayuda". Enza Mastropietro, psicóloga clínica


Llevar una agenda para organizarse puede ayudar, aunque no es aconsejable delegar todo en ella. "Uno puede anotar ahí todo lo que sea importante, pero también debe hacer el ejercicio de recitarse esas tareas antes de abrirla para ir entrenando la memoria", sugiere Mastropietro. Aún así, coinciden en que el mejor consejo para un distraído es crear hábitos y saber encajar las novedades en ellos. "Si uno sabe que tiende a perder los tickets de estacionamiento, tiene que tomar conciencia de eso y proponerse guardarlos siempre en el mismo bolsillito de la cartera o la billetera al bajarse del carro, por ejemplo; lo mismo con las llaves o los lentes", sugiere  Lizarralde. "Lo que la gente a veces puede considerar como un trastorno de memoria, en realidad puede tratarse de poca atención".

¿Sirve ponerse un anillo o el reloj en la mano opuesta para recordar una tarea pendiente por ejemplo? "Lo que pasa con esos recursos es que uno puede asimilar que tenía que acordarse de algo, pero si efectivamente tiene tantas cosa en la cabeza, también es posible que le se olvide para qué era. Cierto tipo de alteraciones en la rutina pudieran funcionar si uno las asocia siempre con l misma acción: si cambiarme el reloj de muñeca es siempre un sinónimo de que tengo pendiente una reunión de trabajo, puedo acordarme de eso, pero si uso lo mismo para tratar de recordar cualquier cosa, es probable que no sea tan útil", apunta la psiquiatra.


Para hacer gimnasia mental, Mastropietro sugiere echar mano de los juegos de hallar diferencias entre dos dibujos, así como la práctica de disciplinas como el yoga o el taichi para desarrollar el enfoque de la atención. Mientras se forja un  hábito nuevo, también propone el uso de celular para mandarse recordatorios y poner alarmas, o pegar papelitos en sitios visibles mientras se afianza una nueva costumbre. "Hay gente que dice que para habituarse a hacer algo nuevo se necesitan por lo menos tres semana. Hay que tenerse paciencia", subraya. Paralelamente, las expertas agregan que la tendencia a olvidar siempre cosas muy específicas puede ser un motivo de introspección. "Si siempre se me olvida llamar a tal persona o acudir a tal sitio, ¿qué me estoy empeñando en evitar? ¿qué  pretendo con ese olvido? A veces uno tiene que sospechar un poco de sí mismo y preguntarse qué le está pasando para descubrir cómo puede arreglarlo".

Artículo por: Magaly Rodríguez.
Periódico El Nacional.

 

martes, 11 de junio de 2013

LOS 4 ELEMENTOS

El escritor Leiker Morante presenta su nueva obra a estrenarse el 8 de noviembre del año en curso.